jueves, 28 de febrero de 2008

QUERIDA EÑE:

Eñe que eñe: (publicado por Alberto de Rio):

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsppRef=1816_52_575802__Opinion

Era de coña y estuvimos hasta el moño cuando nos mandaron a la boñiga y nos escoñaron e hicieron añicos la gramática al quitarle la tilde a la eñe y dejárnosla desnuda como una «n». Pero se ha hecho justicia y la letra rescatada se dispone a domeñar la telaraña del ciberespacio, al ser admitida, en igualdad de condiciones que las otras letras. Ha sido una campaña triunfal para el español, al que se le abren las puertas para que pueda proyectarse y consolidarse como idioma -que hablamos 600 millones- en ese futuro inmenso que patina por la Red a través del cañonazo universal de Internet.

Aprovecho para contestar una carta de Begoña Muñiz, sobre mis lecturas. Creo que fue en la librería Núñez donde apañé la compra de «La república de los sueños» de la brasileña Piñón. Me la había señalado el señor Nuño Ordóñez, en la revista porteña «Ñ», con sus alabanzas hacia «aquella niña que fue señorita y luego doña hasta conquistar el premio español Príncipe de Asturias de las Letras 2005 que fue justamente cuando con maña volvió a ser niña». Desde entonces Nélida Piñón es una de mis enseñas literarias, siempre añorada. Añado que tal asunto lo debatí, hace tiempo, en el programa televisivo «Asturias en vivo» (de Tele Avilés), junto con Baragaño (Ramón), Ureña (Justo) y «Feiño» (José Manuel).
Otro lector (Iñaki Muñoz) pregunta sobre mi deporte favorito. Pues el fútbol, desde que un amigo malagueño se empeñó en que viese jugar al madrileño Butragueño. Hoy disfruto con los caños de los brasileños del riñón forrado, los puñales de Messi, las hazañas de Casillas y cuando los goles se ensañan con el señorito Cañizares.
En cuanto a mis gustos e inquietudes, se los enseño sin cortarme ni la uña de un meñique: ¿Qué sería el cine sin Buñuel? Pues algo tan surrealista como un buñuelo extremeño aliñado en Cerdeña. ¿Qué sería Cataluña sin España? Un terruño extrañado.
Pero, bueno, el caso es que nos devuelven nuestra ñ, una de las singularidades históricas de la españolidad gramatical y parlante. O si no prueben a leer esta columna sin la eñe y puede que agarren una moña lingüística un tanto dañina. Estamos ante una de las grandes noticias del año. Y a quien se le ocurra quitarle la virgulilla o tilde a este último término ya puede ir a tomar por el resultado. ¡Leñe!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, yo soy nacida en Uganda, y miraba en la internet la eñe y e llegando a esta red me gustaria lo que estoy viendo.

un saludo para todos los niños que salis a contar cosa.

Roselyn Guabon

Anónimo dijo...

Gracias mucho Roselyn...un saludo grande para ti tambien